Desde hace tiempo varios especialistas en inteligencia artificial han venido advirtiendo sobre cómo los sesgos en los datos de entrenamiento de una IA pueden incidir en la generación de respuestas tendenciosas, sin embargo, ese no es el único factor que puede incidir en las respuestas de cada plataforma.

En 1928, el psicólogo William Moulton Marston dio origen a la teoría del Disc y, en particular, al test Disc, una herramienta que busca entender el comportamiento de los individuos en contextos sociales. 

Los individuos estudiados son confrontados con frases como «Me motivan los logros y la autoridad» o «Normalmente tengo razón» y deben expresar su grado de acuerdo (o desacuerdo) con tales declaraciones. En base a las respuestas proporcionadas por el individuo estudiado, se le asigna uno de los doce tipos de personalidad contemplados por el test.

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Los resultados

Un proveedor del test Disc lo aplicó distintos chatbots de IA y los resultados, no dejan de sorprender. De acuerdo a los resultados, ChatGPT (OpenAI) y Copilot (Microsoft) encajarían con una personalidad DI, siendo dominantes e influyentes. Este tipo de personalidad se caracteriza por su asertividad, por tener un fuerte sentido de la urgencia y también por ser potencialmente manipuladora cuando tienen que enfrentarse a situaciones extremas. 

Por otro lado, Gemini (Google) y DeepSeek presentan rasgos de personalidad menos comunes y su carácter posee una mezcla de características de los perfiles S (Estabilidad), C (Cumplimiento) e I (Influencia). Estos perfiles dan cuenta de una personalidad consistente, serena y estable, a los que se les da bien la escucha activa. Además, muestran un buen desempeño entregando soporte a los demás y, normalmente, evitan el conflicto.

En el caso de Gemini, el test lo describe tambie´n como un chatbot de personalidad tímida y retraída, que en ocasiones necesita un pequeño empujón para decir lo que realmente "piensa".

Este hallazgo puede marcar un importante punto de inflexión en la interacción entre los humanos y las máquinas. En el futuro, las empresas podrán seleccionar específicamente las herramientas de IA con la que van a trabajar en base a los rasgos de personalidad que necesitan y decantarse, por ejemplo, por un chatbot dominante para emprender sesiones de «brainstorming» o, por un sistema más empático y hábil en la escucha para conversaciones en las que el «feedback» tenga mucho protagonismo.

Esto podría añadir una nueva dimensión al trabajo efectuado por los jefes de equipos dentro de las empresas, los cuales podrían tener que tener en cuenta también la personalidad de los chatbots de IA para que las diferentes personalidades de unos y otros sean compatibles y no entorpezcan los flujos de trabajo.

A pesar de esto, no es de extrañar que a futuro emerjan chatbots capaces de adaptar su personalidad en función de la situación, la tarea que tienen entre manos o el tipo de empleado con el que están interactuando, de modo de hacer más fácil el trabajo con distintos tipos de personalidades.

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